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jueves, 18 de octubre de 2012

Marco, Thor y Tobías.


Érase una vez, un niño llamado Marco, que tenía un perrito y un gato. El perro, se llamaba Thor y el gatito, se llamaba Tobías.
Marco, vivía en una casa muy grande. Llena de juguetes. Era un niño muy feliz.
Pero sus mascotas, eran muy traviesas. Tobías, su pequeño gatín, siempre estaba haciendo de rabiar a Thor. Y Thor, que era muy bueno, nunca le hacía daño al gatito. Pero, un buen día…

Tobías se pasó de la raya, se metió en el cuenco de la comida de Thor, su preciada comida… Thor, se enfadó muchísimo con Tobías, no le gustaba que le tocasen la comida. Dejaba pasar que le tirasen de la cola o las orejas, que el gato se le subiera encima, e incluso que se echase en su cama. Pero, su comida era sagrada.
Thor, enfadado se fue a buscar al gatito, que estaba feliz y contento subido en las piernas de Marco.
-         Bájate de ahí, y ven, cobarde gallina.- le dijo el perro al gato.
-         Estoy descansando, Thor. Luego hablamos.- dijo Tobías riendo.
-         He dicho que vengas.- como el gato no le hacía caso, Thor sacó su pata y le pegó con ella al pobre gatito, le hizo mucho mucho daño.
-         ¿¡¿ESTÁS LOCO THOR?!? ¡¡Por poco lo matas!!!- le gritó enfadado Marco a su perro.
-         Fuera, no te quiero ni ver, ¡perro malo!
Thor se fue triste, se había pasado mucho, pero es que era su comida…
Pasaron unos días, y Marco no hacía caso al perro, se pasaba todo el día dándole mimitos al gatito bonito.
A los tres días de lo que había echo el perro. Thor, fue a pedirle disculpas a Tobías, quien le perdonó con facilidad.
Después, fue a buscar a Marco y le dio unos cuantos mimitos. Marco le perdonó al ver que estaba muy arrepentido de lo que le había echo a Tobías.
A partir de ese día, Tobías, Thor y Marco fueron felices y comieron perdices.

Y colorín, colorado este cuento se ha acabado.

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